lunes, 13 de octubre de 2014

Te escucho




Es muy frecuente que cuando necesitamos alguien que nos escuche acabemos frustrados de alguna manera:

- Queríamos hablar de lo que nos pasa y acabamos escuchando lo que le ocurre al otro.

- Nos sentimos confundidos y albergamos la esperanza de poder ver con un poco más de claridad tras ser escuchados, pero no hay manera, acabamos con la misma o mayor confusión que antes de comenzar a hablar.

- No nos atrevemos a expresarnos sin máscaras por temor a ser juzgados, pero... lo valoramos, lo intentamos y... ¡se cumplen nuestras peores expectativas!

- Hacemos un esfuerzo por hacer entender al otro lo que nos pasa, pero nuestro interlocutor se empeña en asimilar lo que le contamos a aquello que le ocurrió a él/ella en otro momento de su vida: entonces nos cuenta cómo lo superó, nos dice qué es lo que tenemos que hacer, cómo lo tenemos que hacer, nos explica que no deberíamos sentir lo que sentimos, etc., etc.

- Expresamos un sentimiento negativo y el otro lo invalida: ¡No hombre no, no digas eso!

- Nos sentimos tristes y el otro nos saca inmediatamente de ese lugar: ¡Anímate, hombre! ¡Vamos a tomar algo!

- Nos abruma alguna circunstancia, pero enseguida encontramos un alma caritativa que le quita importancia: ¡No te preocupes, hombre! ¡Verás como todo se soluciona pronto!

Pero estas actitudes cuando necesitamos ser escuchados nos generan impotencia, decepción y soledad. No pedíamos un consejo, no necesitábamos una explicación, no queríamos consuelo ni buscábamos recetas.

El problema es que la capacidad de escuchar no es una habilidad innata. Exige aprendizaje y crecimiento personal. Si tenemos dificultades para habitar nuestra tristeza, nos costará permanecer escuchando la tristeza de otro; si enfrentamos nuestros malos momentos con mecanismos de evitación, evitaremos escuchar los momentos difíciles de otro. Si no he desarrollado la capacidad de ser empático, no lograré comprender a otro. Si no he integrado con madurez los distintos aspectos de mi experiencia, tendré dificultades para escuchar la experiencia de otros. Si no siento un interés real por el otro me aburrirá lo que me cuenta.

Hay decenas de maneras de NO ESCUCHAR y las experimentamos todos los días. 


Pensar acerca de la necesidad y el valor de ser escuchado me ha llevado a crear un espacio de escucha on-line para aquellos que, en este momento de vuestra vida, necesitáis o deseáis que alguien os escuche.  Dedicaré las tardes de los lunes (de 17:00 a 20:00 hs) a conectarme por Skype con aquellos que reservéis 50 minutos de escucha conmigo. Para que el precio no sea un impedimento, el coste es asequible para todo el mundo.
Podéis reservar hora (17:00, 18:00, 19:00) a través de mi página web, www.carmenzanetti.es, o por teléfono  629687576

TE ESCUCHO

carmen C zanetti
www.carmenzanetti.es
www.tomarselavidaconfilosofia.blogspot.com.es